El Graduado Parte 2

Dicen por ahí que las segundas partes nunca fueron buenas y no sé qué tan cierto sea. Hay honrosas excepciones como Terminator 2 o como... Terminator 2 y... ejem... Terminator 2 (¡ayuda, por piedad, Señor Lector!).

A estos tres disímiles ejemplos del cine hoy agrego una secuela que seguro disfrutarán los seguidores del cine tragicómico mágico musical: El graduado segunda parte. La primera parte se desarrolló el día de la toma de la foto de generación, con un Pavelo hostil, amargado y harto de la vida gracias a un yeso que le tenía fastidiado por casi dos meses. Recordemos que en esa ocasión se le obligó a vestir una toga horrible de poliéster y una banda amarillo canario que haría vomitar al mismísimo Piolín.

Si creían que la cosa no podía gozar de una extensión donde las humillaciones y las situaciones inverosímiles se tornasen aún peores, obviamente conocen muy poco de Pavelo.

En El Graduado parte 2 podemos disfrutar de nuestro querido personaje en la misa de acción de gracias (cursi, asco, lo sé), en su entrega de reconocimientos y en su cena-baile.

Demonios, ya me harté de hablar de mí en tercera persona así que ahí les va: Tenía planeado fingir ser un católico devoto cumpliendo con el sacramento de la comunión, o séase que tragándome una de esas obleas que representan a Chuchito. El plan consistía en, ya estando frente al padre, sacarle la lengua con ojos retadores y mostrarle el piercing, de tal forma que el acto constara en el video del evento.

Todo iba bien, saqué la lengua, miré al Padre a los ojos, vió mi actitud de reto y me dio la ostia a regañadientes. La cosa se complicó cuando intenté cerrar la boca y fue imposible: la ostia se había atorado entre el piercing y la lengua. Después de dos intentos infructuosos de destrabarla con mi lengua, el padrecito (tan lindo y benévolo él) procedió a meter su manota en mi boca, remover la ostia y colocarla de tal forma que pudiera tragarla bien. Claro, todo acompañado con una mirada de burla como diciendo: Iglesia Católica 1 - Puma Revoltoso 0.

Ya en el Salón, se nos retuvo en la puerta de entrada a mí y a mis invitados por espacio de unos 15 minutos. Al ver que varios más entraban y a mí no se me asignaba mesa, pregunté con un cierto tono de molestia a la hostess sobre lo que estaba pasando. -Perdóname, es que su graduado no está en la lista- y siguió hojeando una y otra vez hasta que voceó por el micrófono: "Está en recepción Pamela Gaona, pero no está en la lista, esperando a que le asignen mesa". Ya al borde de un ataque (cual Yuri) le dije cortésmente: ME LLAMO PÁVEL, NO PAMELA. La chica se ruborizó y sólo alcanzó a balbucear unas cuantas disculpas en las que que expresaba su confusión, pensando que la graduada era mi cuñada.

Una vez instalados en nuestros lugares y después de los sucesos acaecidos, creía que ya había cumplido con mi cuota de eventos surrealoides. Equivocado estaba. Bastó voltear a la mesa que estaba detrás de la mía para notar que estaba ocupada por Carmen Campuzano (O CampuJackson, por su hermosa nariz), esa mujer que sale tiro por viaje en programas como La Oreja, Ventaneando y Con Todo.

Resulta que la mujer es tía de uno de mis compañeros de generación y bastó con que hiciera acto de presencia para que un enjambre de señoras la rodeara para sacarse fotos y decirle frases como "yo la admiro mucho", "soy su fans" y otras que todavía intento reprimir en lo más recóndito de mi ser para que no me asalten por las noches en forma de pesadillas faranduleras.

Todo tuvo un final feliz y bonito, recogimos nuestros reconocimientos, brindé con una copa con refresco para no perder mi récord de abstemio, los padres de los graduados perdieron el glamour y se pusieron a bailar al ritmo de rolas como "qué bello" y "El cucu", la Campuzano se alcoholizó como bien sabe hacerlo y las mamás se lanzaron como buenas señoras sobre los recuerditos de las mesas.

Así que ya sabe, compre la película El Graduado 2, repleta de hilaridad y situaciones jocoserias. Eso sí: adquiérala original, recuerde que las películas piratas se ven mal, pero usted como amante del cine de ficheras se ve mucho peor. ¿Qué le está enseñando a sus hijos?