lunes, abril 21, 2008

Patético



patético, ca.
(Del lat. pathetĭcus, y este del gr. παθητικός, que impresiona, sensible).
1. adj. Que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía.

Tal es la definición de la RAE para el adjetivo que nos ocupa. Así como en un episodio de Los Simpsons Homero se imaginaba a sí mismo en el diccionario como sinónimo de algunos adjetivos poco alhagadores (hasta con fotito y todo), hoy por hoy descubrí que, de seguir mi vida como va, podría mi nombre ser un genérico intercambiable del adjetivo P A T E T I C O.

Y es que, por amor de Dios, hace unos minutos me descubrí a mí mismo en el OXXO y en los tacos del Peri (legendarios por cierto), buscando, literalmente, al amor de mi vida. Y no es la primera vez ni los únicos lugares. Todos los días intento verme medianamente decente, coordino mi ropita, le doy ese toque rebel chic, me ladeo un poco la gorra, coordino mis accesorio con los zapatos, cuido con meticulosidad que el cabello se vea desaliñado como por azar aunque haya tardado horas, voy al gym; todo, todo ello porque a lo mejor, hoy sí, un tipo como me lo recetó el Doctor se acerque y me declare su amor con los ojos llenos de ilusión y los labios colmados de versos cursis y palabras románticas.

Mamadas. Y si lo anterior no fuera completamente patético, ahí les va lo siguiente. En el bendito OXXO, mientras con la mirada buscaba si a lo mejor andaba por ahí mi Eros, Adonis o mínimo mi Flaco Ibañez, al mismo tiempo hacía fila para adquirir un litro de leche Lala Light, por aquello de querer conservar la figura. Pero claro, of course, por su pollo, debía acompañar la leche con algo, y el complemento ideal para mi saludable lechita fueron unas atascadas y grasientas galletas Chokis. Esta ecuación también se hizo presente en el resto de mi día: mientras me desayuné un jugo de naranja y un yoghurt natural reducido en azúcares y grasas, en la tarde me pepené un corte de carne con sincronizadas, guacamole, frijoles, totopos y para rematar, por qué no, unas crepas de queso con cajeta, plátano y helado de vainilla.

Comienzo a hartarme de veras. Hoy bastó con que un amigo dijera 'ay, qué bonita pareja esos dos que están besándose ahí, ¿no?' para que yo me pusiera a vomitar toda mi bola de frustraciones y frases de odio contra los hombres. Después de una retahíla de insultos y palabrotas contra el género masculino que harían parecer a Lupita D'alessio como la más cándida y dulce de las mujeres, me di cuenta de que había pasado por la calle golpeando casetas telefónicas, pateando latas y vasos y seguramente también empujando gente, cosa que suelo hacer cuando ando encabronado.

Nada más patético que hacer berrinche por la calle por una bola de cabrones que dicen palabras tan grandes como TE AMO, pero por una cosa y por otra, salen con que no pueden estar contigo, y bla, bla, bla. Al más puro estilo de 'mi tarea se la comió el perro' o 'te juro que iba a llegar temprano pero había mucho tráfico', este sujeto se ha soplado tantas excusas que si por cada una de ellas se hubiera arrancado un pelo, ya le andaría haciendo la competencia a Felipe Calderón.

Nada más patético, Señores, que a pesar de que uno jura que odia a los hijos de su putísima madre (entiéndase los hombres), los detesta, que ya no quiere intentar nada nunca jamás de los jamases, ni saber nada de ellos, se arregla todos los días y se mata entre pesas, abdominales y máquinas de cardiovascular, porque a lo mejor, quién quita y uno se encuentre con el Príncipe Azulado, a su lado, en el pesero.

Es tan patético, neurótico, satírico, sicótico, dice la canción. Se me reventó el barzón, y sigue la yunta andando diría la otra roliux.

viernes, abril 11, 2008

Qué chula es Puebla

Mundo // Quiero ser procurador express dice:
No mames... sigo sin creerlo.
PatY dice:
¿Por?
Mundo // Quiero ser procurador express dice:
Pues qué piche locura… En qué pinche estado vivimos.
PatY dice:
En un estado PRE-CIO-SO
Mundo // Quiero ser procurador express dice:
Ja.

Cuando hablaba con la Pato de USN no me desgarraba las vestiduras porque, a menos de 25 días en el cargo, renunciara el procurador Rosales.
No, de veras que no.
Ni me indignaba, ni me preocupaba, ni me iba ni me venía.
Lo qué sí sorprende es que, día tras día tenemos en Puebla cosas que no se ven a diario en otros estados.
Parece que vivo en un estado fuera de control.
Quizá sea la manera con que yo veo las cosas, pero no soy el único.
Pero, que desaparezcan millones de pesos en una restauración que no se hizo en el Museo Bello, que detengan a un alcalde por narcotráfico en Los Ángeles (y que sea compadre de varios funcionarios del gobierno del estado), que se queme el patrimonio de Puebla sin que le importe al secretario de Cultura, que armen la feria al puro estilo de un Pueblo sobre el Parque Ecológico, que le den baile a la Mastretta con el Parque del Arte, que una mujer policía mate a la amante de su mujer, vaya, que incluso fuera de Puebla terminen en broncas los amantes del fútbol en el partido contra los Tiburones Rojos. ¿Y que renuncien al procurador? ¡¿Así nomás?!
Aplica entonces una frase, clásica, de mi jefe:
“¿Qué estamos locos? ¿Qué estamos pendejos? ¿O estamos locos y pendejos?”.
Increíble que todo esto haya pasado en menos de un mes.
Bueno, yo por lo menos tengo mucho material para el diario.
Y apenas es abril.