La Boda de mi mejor amigo

No, no me siento Julia Roberts (por más que en varias ocasiones me haya pasado la versión gay y Región 4 de Pretty Woman), el título del post que el día de hoy entrego se debe a que mi amigo Fercho, mi Best Friend de la secu, se me casó hace unas cuantas horas. Caray, parece que fuera ayer cuando nos conocimos en el taller de Electricidad, única clase que teníamos juntos porque íbamos en diferentes grupos. El par de antisociales seguidores del anime japonés y de las computadoras. Hmmm, mejor centrémonos en los hechos acaecidos en esta fecha tan memorable.

En primer lugar, al evento asistí solapo porque mi familia cortés y gentilmente se largó a broncearse las carnes y a emular el nado de los manatíes a la Ex-Hacienda de Temixco, bien finos ellos (y aquí el detector de sarcasmo explota). Al llegar a la Iglesia -tarde, obvio-, no encontré a nadie conocido así que me limité a ver a esas pinturas y esculturas de yeso que en lugar de inspirar la devoción de los feligreses, más bien provocan terror al más puro estilo de Freddy Krueger y Chucky. Otro pasatiempo divertido fue ver a todas esas chicas enfundadas en singulares vestidos que son de noche pero que insisten a en ponerse a medio día porque creen que se ven chic.

Una vez terminado el rito (anillos entregados (abro un doble paréntesis para aclarar que se trata de los aros metálicos), beso de los novios, saludos de paz, bla, bla), me abrí paso entre la muchedumbre para saludar a mi cuate, pero en el camino me topé a su hermana, más guapa que nunca, y decidí quedarme unos segundos a chulearla. Digo, no es que no me diera gusto ver a mi mejor amigo en uno de los momentos más importantes de su vida, pero tuve un beneplácito equivalente al ver a alguien que sabe elegir un vestido que por igual puede usarse de día y de noche y encima lo porta con decoro, jeje.

El abrazo con el amigo, la advertencia a la novia de que me lo cuidara o la encontrarían descuartizada en el Bordo de Xochiaca -en serio se lo dije-, la lluvia de arroz con ternura y saña mezcladas por igual, la foto en el atrio, los pajecitos enredándose en la cola de la novia. Todo bien bonito, hasta que en un momento en el que se creó un inoportuno silencio, se coló por el viento la frase : "y ya para qué quieren Luna de Miel, si ya la embarazó". Y más silencio y carraspeos incómodos. Risa nerviosa del novio y la mamá al rescate, a invitar a todos a dirigirse al salón.

Ya en el lugar rápidamente se sirvió la comida en 4 tiempos. La verdad es que me dio mucha envidia el menú infantil que consistía en una hamburguesa, papas y refresco; combinación que se veía mucho más apetitosa que el pollo en salsa blanca con coliflor y brócoli que me esperaba como plato fuerte, antecedida por una crema de elote que más bien parecía agua de horchata de sobrecito, ni siquiera de la natural.

Tiempo después, ya en la hora de los bailoteos, me dispuse a bailar El Mandilón con mi querido compadre y le prendí tres billetes a su camisa para posteriormente escribirle en ella "uno por el pasado, otro por el presente, y otro por el futuro". Estuve a punto de ponerme sentimentalón pero me contuve y me aguanté como los hombres (aquí es cuando usted, lector, se ríe). No gané la corbata, pero sí la liga, aunque la neta es que hubo algo de trampa porque vi a mi cuate ver de reojo a dónde andaba yo y "casualmente" la aventó por ahí. La verdad es que yo hubiera preferido el ramo, pero no se puede todo en esta vida.

Así las cosas, además de todos los hechos ocurridos en el bodorrio, ahora estoy lidiando todavía con los efectos colaterales del evento. Y no me refiero a una señora calibre mamut quien me pisó mientras bailábamos el clásico de clásicos Payaso de rodeo, sino a la proyección de escenarios mentales sobre si habré de casarme algún día, si será novio o novia, etc. De lo único que sí estoy seguro es de que si me caso, quiero todo el numerito de la víbora de la mar, del "queremos pastel" y del vals interminable con Padrinos y familiares. Finalmente brota mi lado cursi y sigo soñando con tener mi "Luna de Miel, rosa pastel, clichés y tonterías".