sábado, febrero 24, 2007

Revisión de Rutina

Adrianita Pantle, jefa de prensa de la PGR ya me llamó ya un poco tarde. Como a las diez de la noche. Operativo me anuncio, qué hueva, pensé yo. A las doce y media de la noche la cita era en la delegación de la PGR en la recta a Cholula.
Bueno, pues ni modo, a correr para allá. Después de cerrar la contraportada Selene me dio aventón a La Paz mientras ella cerraba su texto para Contralínea. Yo me hice wey un rato leyendo Fruta verde de Serna.
A las doce y diez salí corriendo para Cholula. Tomaré taxi, pensé.
No me quedaba de otra.
Ya en La Paz, una patrulla pasó muy lento cuando me vio por la zona. Digo, no me veo niño fresa que bien puede vivir en La Paz, pero tampoco me veo tan gandul como para que se paren a revisarme, por eso ni me preocupé.
Error.
La patrulla se dio vuelta.
Me siguió y alentó el pasó hasta que se emparejó a mí.
Yo llevaba el iPod y esa rola de “No me llames Dolores, llámame Lola”, de Pastora, en entre oreja y oreja.
—Joven… joven… buenas noches…
—¿Eh?—dije mientras me quitaba los audifonos— Buenas noches oficial… ¿le ayudo en algo?
—Mire pues, nomás lo molesto con una revisión de rutina…—dice el oficial medio prietito, medio chaparrito, medio gordito y bien bonachón mientras baja de la patrulla y su compañero detiene el carro. Él comienza a explicar que le dieron a un carro, que le pegaron en un cristal, que era un BMW, que andan bien perros los ratas en esa zona.
“Ay wey, pues cara de qué me vieron”, pensé. “Bueno, pues sí… revíseme”, acepté. Levanté las manos y el oficial comenzó a hacerme la plática mientras yo veía bajar y subir sus manos:
—¿Y a dónde iba tan de noche?
—Pues aquí cerca… a la delegación de la PGR.
—Ah… ¡chirrión! ¿De verás?… ¿a esta hora?
—Sí. Tengo operativo—dije aún con las manos arriba y con cara de “qué hueva”.
—¿Operativo? ¿Pos a qué se dedica?—dijo el uniformado ya con un tono de sorpresa.
—Soy reportero—y cuando dije esto el poli casi casi se limpia las manos, busca dónde meterse, se disculpa, hace dos o tres caravanas, se pone rojo.
Lo mejor del caso fue que tan abochornado andaba el oficial que hasta aventón me ofreció.
Digo, por lo menos me ahorré el taxi.

3 comentarios:

Daniel Goel dijo...

Usted solo recuerde la frase que le facilitará esos momentos: "Flojito y cooperando"

Pável dijo...

Algo así me pasa con los polis. Suelen detenerme por mi cara perforada y mi nochila con calavera, para sus revisiones de rutina. Cuando se dan cuenta de que soy más cándido que Cándido Pérez, me hacen la plática y resultan re buenos tipos.

Más de una vez me he ahorrado los taxis y el horror de demabular de noche por zonas feas gracias a sus aventones. ¡Vivan los polis!

Daniel Goel dijo...

Pues enseñanos tus maravillas que tienes para que se conviertan en mis amigos, porque con eso de que luego tengo que esperar afuera de las unidades a las 12am o 1am sin saber en dónde viven mis amigos y apundo de morir hipotermia al lado de un par de vigilantes que no me dejan accesar...