En casa, tenemos muchos periquitos, se reproducen como conejos y su número es flotante. Ahora mismo no se cuantos tenemos porque algunos huevos acaban de romperse y solo se escucha el chillido de los periquitos pelones pidiendo comida; pero cuantos bebés hay... no lo sé.
También tenemos un cotorro. Es más bien pequeño. Ignoro si es macho o hembra; supongo que macho, por que nunca ha expulsado un huevo. Vive en una jaula amarilla, grande, y su lugar para tomar el fresco es junto a una maceta, donde sin querer tira sus semillas logrando así que el proceso natural de vida se cumpla. De esa maceta, ha nacido un girasol.
Hay una perrita. Mi hermana la compró; al igual que su hijo, la dejó abandonada con nosotros, solo que a ella no se la ha querido llevar. Es una cocker spaniel... o eso pensabamos, hasta que vimos que los cocker spaniel son un tantito diferente a ella. Así que es un algo spaniel. Es simpatica, mordió al señor que nos trae el agua. Es muy linda en realidad, siempre la chuelan.
Un gato negro vive aquí también. Lleva exactamente un año con nosotros. Es el gato más gato que hemos tenido. Sale por las noches, y regresa por las mañanas cubierto de tierra; solo él sabe donde se metió. Justamente se llama Negro.
Negro llegó una tarde traido por mi hermano, dice que se lo regalaron, pero mi padre piensa que lo compró. Lo trajo en una caja de detergente Roma, donde chillaba clamando por su mamá. Era una bolita de pelos negros con dos ojos verdes, que saltó de la caja cuando fue abierta y buscó donde esconderse. Trás probar varios espacios, optó por refugiarse detrás de un refrigerador café, que no servía. Pasó varíos días ahí. Solo salía para visitar su arena y a probar comida.
Creció.
Negro, fue herido de muerte hace como medio año. Un vecino psicótico le disparo un balín que le rompió los huesos de unión entre su torax y su patita derecha. Pensamos que jamás volvería a ser el mismo gato, pero si hay seres necios en este planeta, son precisamente los gatos. Negro se ha desarrollado como cualquiera, se ha apareado, brinca, corre, araña y molesta a la perra; le araña la piel cuando ella pasa junto a él. La perra ha respondido en varias ocasiones a la agresión y entonces se da la más cliché de las peleas del reino animal. Yo dejo que se peleén. Mi hermano no, los separa y los regaña como si fueran niños, o como si en realidad entendieran sus palabras. Los animalitos, adivinan la intención, y entonces miran a mi hermano como si en realidad entendieran sus palabras. Pero en realidad, ninguno de los dos entendió nada... solo hacen lo que aprendieron que tienen que hacer para tener comida.
El Negro ha cazado animalitos. Lagartijas, ratas, ratones bebé... justo hoy cazó un pajarito que se metió a la casa. De un brinco lo atajó, y no lo soltó. Su instinto le indicó que debía morder duro atrás de la cabeza y le mató. Su presa fue llevada a la cama de mi madre, donde comenzó a devorarla. Cuándo sintió que no era el lugar propicio, la llevo debajo de la mesa de la sala, donde el pobre cadáver se convirtió en almuerzo.
Ahorita el Negro tiene dolor de panza. Se queja. El pajarito le hizo daño. Pero nada le quita la satisfacción de haberlo cazado y de comer su recompensa dejándo solo un montón de plumas que la muchacha que ayuda a mi mamá limpio con asco. Algunas de las plumas aún están entre el pelaje del Negro, que indica qué es, un gato de verdad.
2 comentarios:
la burocracia y la burguesia pues por lo visto tienes un zoologico privado, y por lo tanto michael jackson se queda corto, demaciado de animales, tus redacciones son buenas, me rei sobre lo de los animales jaja, en fin, cuida a tu perikitos que no se les rompan los huevos... n buen sentido aja lalalala... y ya no te traumes vale? besos!
Y yo qué???
Yo me esforcé en hacer mi post de los Halcones Galácticos y tampoco dicen nada!!!
Y???
Ajá???
Y no soy burócrata, sólo un ser sensible!
jajajaja
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