miércoles, diciembre 06, 2006

El No-discurso a la Generación 2003-2007 de Comunicación


Esta mañana entregué estas palabras a la gente de mi generación, con mucho cariño. Aquí están para quien quiera echarles un ojo.

Buenos días compañeros de mi generación, buenos días maestros, buenos días a nuestros directivos, buenos días a todos.

Lo siento, tenía que empezar saludando a aquellos con quienes compartí las aulas, el tiempo, las enseñanzas y mucho más que eso. Creo con firmeza que el cariño está por encima de todo, y por supuesto el protocolo no es una excepción.

Me siento realmente afortunado de estar aquí, esta mañana de diciembre frente a todos ustedes, de tener la oportunidad de entregarles de viva voz un mensaje que, siendo honesto, preparé hace apenas unas cuantas horas. Sí, esta madrugada vio nacer este discurso que se niega a ser llamado de esa manera. Un discurso es una colección de palabras acartonadas y frases ensayadas, un discurso es lo que se pronuncia ante gente que levanta la ceja y frunce el ceño, esperando con avidez morbosa las equivocaciones de un ponente.

Por eso, amigos, hoy no vengo a entregar un discurso, vengo a darles un mensaje pleno de cariño, un mensaje que tiene mucho más que ver con la camaradería que con las pretensiones académicas. La vida se encargará ya de pedirnos currículums, de abrumarnos con salarios que a veces nos provocarán risa y otras tantas tristeza, ya el mundo intentará atropellarnos con todos sus mecanismos pesimistas.

¿Saben? No sé si les haya pasado lo mismo, pero pasé gran parte de la carrera pensando que faltaba mucho para terminar. No sé mucho de psicología, pero eso es algo que aquí y en China se llama negación. Sabemos que va a pasar, pero preferimos no pensar en eso y lo dejamos de lado para no abrumarnos. Pero no hay plazo que no se cumpla y hoy estamos aquí todos, ya con el asunto de la tesis, del servicio social, de los idiomas y de una que otra materia que se nos haya quedado atorada en el camino.

Pero creo que eso de ninguna forma es lo más importante. Lo que sí me quita el sueño, en lo que menos trataba de pensar es en la cuestión de los amigos. En esta Facultad los aquí presentes entramos para formarnos como comunicólogos pero nos encontramos con mucho más que eso. Hoy, además de los conocimientos, nos llevamos con nosotros una gran cantidad de nombres, rostros y vivencias.

Si miramos a nuestro alrededor podremos ver un montón de caras cotidianas que dentro de muy poco ya no lo van a ser más. Dentro de algunos años miraremos al pasado tratando de recordar el apellido de alguien que nos caía muy bien o que nos caía muy mal pero que ¡Ah, cómo daba de qué hablar!, nos esforzaremos para que el rostro de alguien no vaya diluyéndose en la memoria traicionera.

Si hicieron amigos aquí, háganse y háganles un favor y no los pierdan. Puede que en algún momento se sientan demasiado ocupados, demasiado cansados o sencillamente envueltos en una ola de apatía por la vida laboral. Pero no hay nada más saludable que mirar a los ojos a la rutina, sacarle la lengua y decirle: hoy no me vas a comer. Tomen el teléfono, llamen a sus amigos, concerten una reunión, vayan a tomarse un café, a un antro, a ver una exposición, lo que sea; pero háganlo.

Uno de los errores más grande que cometen los individuos mientras van ganando edad, es creerse su papel de gente grande, brindarle a algunos asuntos demasiada importancia, y a otros, que por lo general son los que realmente importan, suelen relegarlos para una mejor ocasión. Esa es la fórmula perfecta para estar insatisfecho con la vida, no cometan ese error. Basta con mirar alrededor suyo y darse cuenta de que muchas de las mejores cosas de la vida son justamente aquellas que llegan a nosotros como felices coincidencias o se nace con ellas y hay que tener el suficiente tacto para saber preservarlas.

Ayer, por ejemplo, mientras estaba en un centro comercial no pude evitar ver un anuncio impreso muy grande con un mensaje que me gustó mucho. Lo siento, soy estudiante de la especialidad de publicidad, la pasión es la pasión. El anuncio decía: “Santa, regálame unos ojos más grandes para llenarlos de asombro”. No pude evitar sonreir y pensé dentro de mí: eso es ser un publicista. Siendo la Navidad una época tan brutalmente mercantil como lo es, y siendo un centro comercial un lugar destinado para exhaltar esta conducta, me pareció un oasis refrescante el encontrarme con un mensaje como ese. Ese es el verdadero reto: no permitir que las cosas esenciales se asfixien en el entorno tóxico que casi siempre las rodea.

Por favor no pierdan esa luz elemental con la que todos nacemos. No se crean el cuento de la madurez, no se traguen las patrañas de que la gente tiene que comportarse de tal o cual modo dependiendo de su edad.

Lleven siempre bien presente qué es lo que soñaban ser de niños, los infantes son las criaturas más intuitivas que existen, su corazón nunca se equivoca. Tal vez a sus padres no les vaya a hacer mucha gracia lo que voy a decir, pero si tienen que estudiar una segunda carrera para hacer palpable ese sueño y vivir su verdadera pasión, no se detengan.

No me imagino en este mundo a un García Márquez sin pasión verdadera por las letras, a una Ana Guevara sin ganas de correr ni a un Pavarotti con desgano de cantar. La vida es una y sin pasión no es nada sino un pulsar de instintos biológicos y de actos motivados por la fuerza gris de la costumbre. Enamórense hasta la locura de su profesión, vívanla con la mayor intensidad de la que sus cuerpos y sus mentes sean capaces.

Sólo de esa manera podremos ser verdaderamente útiles a este mundo. Tengo la fortísima creencia de que venimos a aquí a compartir con los demás lo que somos y podemos llegar a ser y hacer, tal vez por eso decidí estudiar comunicación que no es otra cosa sino poner en común.

Únicamente en la medida en que seamos seres motivados por la pasión y el amor seremos seres felices y sólo siendo felices podemos hacer un contagio masivo de este sentimiento, que hoy por hoy tanto necesita el mundo en el que vivimos. En este planeta de agitación y de carreras contra el tiempo, ya poquísimos se dan lujos como mirar un amanecer, una puesta de Sol, de comerse una nieve de uva en domingo o meterse a un charco por el simple gusto de hacerlo.

Miren a su alrededor una vez más y constátenlo: lo mejor de la vida no es lo que poseemos, sino aquellos seres que a lo largo de ella han sido nuestro soporte de múltiples maneras. Dijo alguna vez Sir Isaac Newton: “Si he visto más lejos es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes”. Esta frase plena de humildad bien podríamos usarla nosotros, al darnos cuenta de que si bien ha sido importante nuestro trabajo como estudiantes, hay otras cuestiones igual de elementales, pilares sin los cuales nuestra vida se desplomaría en un instante.

Los nombres de nuestros gigantes son muchos: entre ellos están nuestros padres, abuelos, amigos, parejas, maestros, todos ellos que nos han regalado las sonrisas, los consejos, los abrazos, los regaños y toda clase de apoyos. Algunos de ellos hasta están aquí este día con nosotros, tomando bien fuerte nuestras manos, recordándonos que siempre estarán a nuestro lado, dando soporte a nuestros pasos y certeza a nuestro camino.

Otros, por otros motivos tal vez no estén aquí. Mi mamá por ejemplo hoy no se encuentra presente, está trabajando. Pero espero que alguien esté grabando esto y se lo pueda llevar para que lo vea. La amo. Sin ese trabajo que justamente hoy la ausenta de esta ceremonia, yo no estaría aquí esta mañana. Ser una madre viuda con tres hijos no debe ser fácil para nadie, y ella es como mi mujer maravilla, esa madre que luchó bien fuerte para que todos sus hijos llegaran hasta donde sus sueños les impulsaran.

Hay otros ausentes que también nos duelen, esos amores que nos miran desde el cielo. Tal vez en este auditorio hayamos más de uno a quienes nos hubiera gustado que alguien que ya partió estuviera aquí con nosotros, compartiendo este día especial. No queda más que llenar nuestros corazones de fe y pensar que están aquí con nosotros, sonriendo y estrechándonos por los hombros, felices de nuestro logro.

Esto lo digo por mi papá, que aunque partió de este mundo cuando yo tenía un año, me dejó un mensaje indeleble de lealtad a lo que se piensa, de firmeza de convicciones y sobre todo, de amor y preocupación por el otro.

Esta mañana compañeros, quiero invitarlos a que no vean este dia como un final, sino como el principio de una vida que se nos ofrece generosa. Si piensan comerse al mundo no olviden tomar de cuando en cuando un vaso de agua. Si quieren beberse hasta el fondo la vida, les sugiero que lo piensen dos veces porque la cruda no es precisamente algo gratificante, o al menos eso es lo que dicen. Si van a mirar a alguien hacia abajo, que sea para darle la mano. Vivan, amen, ríanse, lloren y por favor, nunca maduren, eso déjenselo a los abogados. Gracias.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Después de firmarte en tu blog particular, también quiero darte en este otro blog mi mas sincera enhorabuena por haber tenido la voz cantante de tu promoción.

Enhorabuena por ser el nomber uan de tu uni.

Espero que tu pronta carrera pofesional sea igualmente exitosa.

Saludos desde el Mediterráneo.

Douwe dijo...

Ay Pável! Antes que nada quiero felicitarte por haber cumplido tu sueño. Ahora eres un comunicólogo. Y en verdad haces honor a tu profesión. El texto que has publicado en este espacio es simplemente maravilloso.

Muchas gracias por haberme dejado leerlo. Sonreí leyendolo, y también lloré al leerlo. Y eso solo se debe a que hablaste con el corazón.

Excelente no-discurso!

Anónimo dijo...

Como en las películas americanas en donde salen los estudiantes recién graduados, vestidos con sus togas azules de ribetes amarillos. Así me imaginé el auditorio en donde leíste tu no-discurso, siendo parte del público asistente, oyendo tu voz aunque no la conozca, y tengo que reconocer que me has emocionado. La atmósfera que has creado con el no-discurso me ha puesto los pelos de punta y me lo he pasado con una sonrisa de oreja a oreja y a la vez con una lágrima a punto de salir.

Felicidades por tu graduación.
Felicidades por el no-discurso.

Un español!

Pável dijo...

Dos comentarios de españoles en un mismo post, esto hay que celebrarlo, jeje.

Anónimo dijo...

Señor !!!.

Que buen modo de cerrar una etapa de más su vida !!! Ese choro que escupió ante toda la bola de polacos desmadrosos esta POCAMADRE.

Lo felicito con todo mi corazón.

Daniel Goel dijo...

Porque madurar es comenzar a pudrirse.
Como tú sabes, esas cosas de crecer y madurar no son pa'mi, es por ello que cuando estoy en mi trabajo, juego con mis compañeros y les pido que cierren los ojos, les echo "polvo de hadas" (canela, ya que no contamos con un hada a la mano) en la cabeza y les digo que piensen en un sueño o en algo muy bonito, y nos ponemos a correr y a brincar como si volàramos. Porque los que somos niños, no tocamos el piso, sino que abrimos nuestras alas para volar hacia donde queramos, para pintar nuestro mundo de rosa ò color azul manzana o del color que queramos en el momento que queramos (y por què no un arcoiris, un arcoiris no es la bandera gay. OJO!!! TIENE OTROS SIGNIFICADOS!!!).

Renostàlgicas tus palabras, tu voces, tus deseos... como siempre tù, tan niño, tan Pavel...

Jared dijo...

Realmente conmovedor mi chico lindo...
Te anotaste un diez!:)
Por eso y muchas otras cosas mas te adoro♥

Anónimo dijo...

NENE...
Muy lindas palabras, el vocabulario muy tuyo, el estilo..más que tuyo! que más puedo decir? Me gustó cuando lo escuché en el auditorio y debo decirte que esa mañana llegué encabronada,deprimida,triste,harta de la vida, etc..y uno de los factores que me ayudaron arelajarme fue escucharte y más cuando al recibir el diploma nos dimos un fuerte abrazo. Gracias x haber compartido momentos conmigo a lo largo de la carrera, x ser mi amigo y confidente, y por las palabras conmovedoras,rebuscadas y -no tanto-, peculiares y muy "pavelianas" de tu persona.
Te kiero un chingamadral, sabés¿?
Tenkius!